viernes, 6 de enero de 2012

La magia de los Reyes


Llegó el día tan esperado para tantos niños, la madrugada del 5 de Enero. La luna brillaba en el oscuro cielo y el lucero de la tarde que ya había caído, se unía a ella como fiel compañero.
No importaba el frío ni la humedad que a esa hora de la noche me envolvía, mis ojos se posaban en las pequeñas miradas que con sorpresa captaban todo lo que a su alrededor iba sucediendo,
Caritas redondas, boquitas abiertas a la luz y a la música que poco a poco iban desfilando por delante de ellas.
Que maravillosa sensación de paz y optimismo, de que la vida es preciosa, que hay que saber vivirla. Cuanta inocencia a mi alrededor esa noche mágica, que feliz me encontraba viendo tanta dulzura y tanta alegría.
Los pesares quedaban a un lado y me sumergí entre nubes de caramelos y regalos en un mundo del que hace muchos años fuí saliendo. Mi niñez quedaba atrás, la de mis hijas aún estaba más cerca y volví a recordarla como si fuera ayer.
Volví a ver sus sonrisas, a oir sus voces infantiles llamando a los Reyes Magos, esos que les traerían los regalos esa madrugada, a los que les ponían a los pies del árbol de Navidad los mantecados para reponer fuerzas y los que me tenía que comer cuando ellas se dormían para no levantar sospechas.
Volví tambien a recordar sus despertares tempranos, cuando su padre y yo aún dormíamos. Nos despertaban sus gritos y sus carreras por el pasillo hasta llegar a nuestro dormitorio.
- " Mamá, papá, venga levantaros que nos parece que los Reyes ya han llegado y nos han dejado los juguetes." -
- "Pues bajad al salón, ahora vamos nosotros" -, les decíamos.
Ellas no querían ir solas, teníamos que bajar juntos para verlos todo. Y así año tras año, se repetía la misma maravillosa rutina.
¡ Pues venga, a armar la casita de los Pin y Pon, a vestir las Barriguitas y peinar a las Barbies y Nancys !, que por aquellos años, creo que eran hasta más bonitas que las de ahora.
Y pasaba el día 6 de Enero, sin apenas desayunar, ensimismados con el torbellino que se formaba a nuestro alrededor, en nuestro hogar. Ese torbellino maravilloso de ilusión y de inocencia que tanto me gustaba.
Afortunadamente todo sigue igual, con más arrugas, algunas canas y alguna que otra persona querida que ya no está con nosotros. Mi casa, mi hogar, esta mañana del día 6 de Enero de 2012 , ha vuelto a ser la misma mañana del año pasado, la misma que intento que vuelva a ser la del año 2013, porque la ilusión es lo último que se debe perder.
Aunque pasen los días, los meses, los años, en mi vida, en mi hogar siempre existirá la luz y la frescura que ví ayer noche en los ojos de los niños que obsevaban con asombro pasar la Cabalgata de los Reyes Magos.